Con dos años y medio, Sofía apenas pronunciaba palabras, era muy complicado entender lo que decía. Isaac y Celia, sus padres, notaban que a veces no respondía bien a peticiones simples. Se sentían preocupados. Su círculo cercano siempre trató de tranquilizarlos, “no os preocupéis, algunos tardan más, pero luego no hay quién los calle”, “ya hablará”. Pasado un año, todo se volvió más evidente, el desarrollo del lenguaje de Sofía no era como el de los demás niños. Estaba pasando algo raro. Finalmente, siguiendo el consejo de unos amigos, decidieron visitar a un logopeda. El diagnóstico tardó en llegar algunos meses. Para entonces, Sofía llevaba a cabo un programa de estimulación del lenguaje y sus padres estaban bien asesorados. Pero aquellas malditas iniciales dejaron de ser sospecha.
¿Qué es el TDL?
Definir el Trastorno del Desarrollo del Lenguaje (TDL) no es tarea sencilla. Se trata de un trastorno no exento de debate e intenso estudio, que a lo largo del tiempo ha recibido diferentes terminologías en nuestro país: audiomudez, disfasia o Trastorno Específico del Lenguaje (TEL). Aún hoy, el término TEL sigue siendo muy usado para referirse a este trastorno. Ante esta falta de consenso terminológico, y con la idea de poder identificar y clasificar mejor a los niños que presentan trastornos y dificultades en el lenguaje, la literatura científica decidió adoptar el término TDL [1].
El TDL es un trastorno en la adquisición y el desarrollo del lenguaje oral. Se trata de un trastorno muy severo y persistente que se manifiesta en ausencia de otras alteraciones médicas y que puede convivir con otros trastornos del neurodesarrollo. De entrada, el lector debe ser consciente que, por lo general, y en el TDL en particular, diagnosticar las alteraciones en el lenguaje es un proceso complicado, que requiere de una evaluación exhaustiva por parte de un logopeda y otros profesionales clínicos como pueden ser el neurólogo y el psicólogo. En la actualidad no contamos con una prueba médica que nos diga que un niño tiene TDL y el diagnóstico suele hacerse por exclusión, al descartar otras causas que expliquen ese patrón atípico del lenguaje (anomalías anatómicas, neurológicas, un ambiente poco estimulante, etc.). Este trastorno suele diagnosticarse desde los 4 años en los casos más severos.
La situación descrita genera mucha incertidumbre y preocupación en los padres de niños que presentan dificultades y retraso en la adquisición del lenguaje. Pero deben tener en cuenta que el paso más importante consiste en ponerse en manos de un profesional clínico especialista en la evaluación, diagnóstico y tratamiento de las alteraciones del lenguaje. En estos casos, detectar cuanto antes las dificultades, implantar un programa de estimulación del lenguaje, mantenerse bien informados e intentar obtener un diagnóstico precoz, es fundamental.
Dificultades lingüísticas
El lenguaje es una maravillosa herramienta que nos permite expresar todo aquello que pensamos y sentimos. También nos ayuda a entender y dar significado a todo lo que nos rodea. Podemos, de este modo, distinguir dos niveles en el lenguaje: el expresivo y el receptivo. Por otro lado, el lenguaje está compuesto por una serie de signos y reglas que compartimos y con las que formamos palabras y frases, elaboramos mensajes. Pero un mensaje es algo más que un conjunto de palabras, y algunas ideas no pueden expresarse y entenderse solo con palabras o frases. Podemos distinguir así diferentes componentes del lenguaje: el fonológico, que se ocupa de los sonidos del lenguaje; el semántico, el conjunto de palabras formadas por distintas combinaciones de sonidos y su significado; el morfosintáctico, se ocupa del conjunto de reglas para formar oraciones con palabras; y el pragmático, que es el componente relacionado con el uso del lenguaje y que nos permite adaptar nuestro lenguaje a diferentes situaciones.
Volviendo al TDL, ahora podemos entender un poco mejor las dificultades lingüísticas que presentan estos chicos. Este trastorno puede afectar tanto a nivel expresivo como receptivo y puede involucrar a uno o varios de los componentes del lenguaje. Los niños con TDL presentan principalmente un habla algo ininteligible (poco comprensible), un vocabulario reducido, con omisión de sílabas y de palabras función, palabras que no guardan significado por sí mismas y que sirven para expresar relaciones gramaticales (artículos, preposiciones y pronombres). Estos chicos también encuentran dificultades en las formas flexivas (palabras que varían según su terminación), esto es a la hora de formar el plural o el masculino y femenino de una palabra. Del mismo modo, presentan omisiones en los verbos y errores en su conjugación. Todo ello da lugar a alteraciones significativas del discurso, dificultades en las relaciones sociales y en el desempeño escolar. Un estudio reciente en castellano [2], preocupados por estudiar la morfosintaxis a nivel expresivo y comprensivo en chicos de 5 a 8 años con TDL, ha encontrado que muestran especialmente dificultades en las palabras y en las oraciones más complejas morfosintácticamente. También apreciaron que la comprensión de oraciones está menos afectada que la expresión. Pero, aunque las dificultades principales pueden encontrarse en su componente morfosintáctico, todos los componentes pueden estar afectados en mayor o menor medida. Por lo tanto, estamos ante un trastorno muy heterogéneo, un trastorno que puede manifestarse de formas muy diversas.
Origen y causas
En la actualidad se desconoce el origen de este trastorno y no se cuenta con suficiente evidencia que nos haga determinar las causas. Lo que sí contamos es con muchos trabajos centrados en descubrir posibles indicadores tempranos que faciliten el diagnóstico. En línea con esto último, tenemos un reciente estudio en castellano [3] que se propuso analizar los antecedentes familiares de trastorno del lenguaje u otros trastornos del neurodesarrollo, factores sociodemográficos y otros indicadores del desarrollo en chicos con y sin TDL. Los resultados de esta investigación encontraron que entre los niños con TDL había un mayor número de antecedentes familiares con trastorno del lenguaje. En cuanto a los factores sociodemográficos, el trabajo demuestra que existe una relación con el nivel económico, donde hay un mayor número de niños con TDL con un nivel económico bajo. También encontraron que otros indicadores del desarrollo como las primeras palabras y los primeros pasos aparecieron de forma más tardía en los chicos con TDL que en los chicos que no lo padecen. Del mismo modo, se encontró una relación entre las primeras palabras y el nivel de vocabulario posterior, donde los niños que antes comienzan a decir sus primeras palabras presentan un mayor nivel de vocabulario en edad más avanzada. Todos estos resultados guardan relación con trabajos realizados en otros países. Por lo tanto, no debe perderse el foco en estos indicadores tempranos, porque pueden ser buenos candidatos para establecer un diagnóstico precoz.
¿Solo el lenguaje?
Como se indicó al inicio, este trastorno ha generado cierta controversia y debate en la comunidad científica. Gran parte es debido a estudios que van mostrando que no se trata de un trastorno en el que solo están afectados los diferentes niveles y componentes del lenguaje en distinto grado. Estos trabajos son parte de la razón por la que el término Trastorno del Desarrollo del Lenguaje (TDL) ha venido a sustituir al término Trastorno “Específico” del Lenguaje (TEL).
El número de estudios en esta línea es muy creciente. En castellano, tenemos un trabajo reciente [4] que se ha ocupado de estudiar las habilidades cognitivas de estos chicos. Los resultados muestran que las dificultades de los niños con TDL no son exclusivamente lingüística y que aparecen dificultades en las tareas de memoria y atención. Estas habilidades están estrechamente relacionadas con el lenguaje y su adquisición. Por lo tanto, se acorta aún más el camino hacia un posible origen y causas del trastorno.
Victimización Específica por el Lenguaje
El lenguaje es una herramienta fuertemente socializadora, relacionada con las habilidades sociales y emocionales. Por ello, los niños con TDL son muy propensos a presentar dificultades a la hora de relacionarse con compañeros de clase u otros niños. Esto lo ha puesto de manifiesto un estudio [5] al encontrar que los niños y adolescentes con TDL, debido a sus dificultades lingüísticas y habilidades sociales, manifiestan más experiencias emocionales negativas y sufren victimización a causa de sus dificultades en el lenguaje. A este tipo de victimización se la denomina Victimización Específica por el Lenguaje. Por ello, ante las posibles consecuencias sociales y emocionalmente que estos chicos pueden sufrir por sus dificultades en el lenguaje, es muy importante aportar factores de protección que garanticen su integración y confianza con compañeros y amigos.
Más vale pronto que tarde
El círculo cercano de Isaac y Celia tenía razón, con 4 años Sofía hablaba. Pero ¿cómo era su lenguaje y que implicaciones tenía para Sofía? Hemos visto que los trastornos del lenguaje generan limitaciones en la comunicación, las habilidades sociales y el desempeño escolar. En concreto, el TDL es un trastorno muy severo y persistente, que comienza a manifestarse con un retraso en el desarrollo del lenguaje en edades tempranas. Este trastorno puede afectar tanto a la expresión como a la comprensión del lenguaje, en todos sus componentes, en mayor o menor medida, dando lugar a formas muy diversas. Existen una serie de indicadores que nos pueden ayudar a establecer un diagnóstico precoz. Esto último es muy importante para poder poner en marcha un programa de estimulación de forma inmediata. Con todo, ante cualquier duda en el desarrollo y adquisición del lenguaje, lo primero y más importante es consultar a un especialista en patologías del lenguaje, un logopeda. Por lo tanto, no es “ya hablará”, es “cuanto antes, mejor”.
Referencias
- Torrent, M. S., & Barrachina, L. A. (2021). El Trastorno del desarrollo del lenguaje (TDL): Dificultades lingüísticas y no lingüísticas. Revista de logopedia, foniatría y audiología, 41(1)
- Ferinu, L., Ahufinger, N., Pacheco-Vera, F., Andreu, L., & Sanz-Torrent, M. (2021). Dificultades morfosintácticas en niños y niñas de 5 a 8 años con trastorno del desarrollo del lenguaje a través de subpruebas del CELF-4. Revista de Logopedia, Foniatría y Audiología, 41(1), 17-28.
- Ferinu, L., Ahufinger, N., Pacheco-Vera, F., Sanz-Torrent, M., & Andreu, L. (2021). Antecedentes familiares, factores sociodemográficos y dificultades lingüísticas en el trastornodel desarrollo del lenguaje. Revista de Logopedia, Foniatría y Audiología, 41(1), 29-39.
- Ahufinger, N., Ferinu, L., Pacheco-Vera, F., Sanz-Torrent, M., & Andreu, L. (2021). El trastorno del desarrollo del lenguaje (TDL) más allá de las dificultades lingüísticas: Memoria y atención. Revista de Logopedia, Foniatría y Audiología, 41(1), 4-16.
- Ibáñez-Rodríguez, A., Ahufinger, N., Ferinu, L., García-Arch, J., Andreu, L., & Sanz-Torrent, M. (2021). Dificultades sociales, emocionales y victimización específica por el lenguaje en el trastorno del desarrollo del lenguaje. Revista de Logopedia, Foniatría y Audiología, 41(1), 40-48.