[vc_row][vc_column][vc_column_text]Por Conchi Unanue Cuesta, Diplomada en Trabajo Social, Socióloga y Profesora-Tutora de la UNED.
La infancia en conjunto, por el mero hecho de serlo, se encuentra en una situación de vulnerabilidad, pero algunos/as niños/as viven situaciones que les ponen en un especial riesgo de vulnerabilidad. Este riesgo en muy pocas ocasiones responde a una sola causa, sino a varias causas y variables que atravesarían a esos/as niños/as, como por ejemplo la clase social, la etnia, la situación económica de sus familias, la situación laboral de sus familias, tener diversidad funcional, estar institucionalizados/as en centros, etc.
Un caso desgraciadamente en aumento de riesgo de exclusión social sería el de hijos/as de mujeres víctimas de la violencia de género, que han sido testigos de episodios de violencia de diferente índole (lo que ya es una agresión), y en ocasiones han sufrido agresiones físicas.
Para intervenir con menores en riesgo de exclusión social tenemos una vía que pocas veces utilizamos y cuyos resultados son magníficos: las emociones. Una vía que cada vez deberíamos implementar más en las intervenciones desde el Trabajo Social, puesto que los resultados son increíbles.
La Asociación Leonesa Simone de Beauvoir organizó este verano en su centro de menores un taller de inteligencia emocional dirigido a niños y niñas de entre 3 y 11 años que han sido testigos y víctimas de violencia de género o sufren diversas problemáticas que les colocan en riesgo de exclusión social. El objetivo es que utilicen sus emociones como herramientas para salvar esa potencialidad de exclusión social.
A lo largo de las sesiones se trabajó para que aprendiesen a reconocer, percibir, asimilar, comprender y regular las propias emociones y las de las demás personas, para tolerar presiones y frustraciones de todo tipo, comprender los sentimientos propios y los del resto y, en definitiva, ser capaces de manejar nuestras emociones con el fin de no permitir un sufrimiento mayor que el inevitable. La empatía, el refuerzo de la autoconfianza e imagen propia y de sus familias, los cuentos construidos por el grupo de menores, el visionado de cortos y los debates posteriores, la relajación o el contacto físico a través de abrazos, fueron algunas de las estrategias utilizadas en el taller. La seguridad en sus personas, el respeto a la diversidad y la importancia de decir ‘no’ también formaron parte de dinámicas de grupo y juegos como vías de intervención con el grupo. Desde el punto de vista afectivo se puso el acento en la necesidad de cuidar a las demás personas con las palabras y manifestar afecto con el contacto físico a través de abrazos y sonrisas. Ver a las demás personas en positivo, así como en ellos y en ellas formaron parte de las diversas actividades del taller.
El coaching para procesos de cambio y motivación social es más conocido en el entorno empresarial o en el deportivo que en el social, y la inteligencia emocional se trabaja en centros que cuentan con recursos económicos, por lo que lamentablemente las personas que más pueden necesitarlo no lo tienen a su alcance. Cuando se vive en una familia donde hay violencia, se aprende y asume que el cariño duele y es negativo, y que es mejor callar; por ello hay que «romper» esa creencia y otras muchas, para que en su vida futura puedan optar a ser lo que deseen y relacionarse con su entorno adecuadamente, pero sobre todo para que puedan participar, deliberar y convivir con las demás personas desde un ambiente armónico, de paz y ser felices.
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Estimada Conchi, soy alumno de la UNED, me licencié en Sociología y actualmente doctorando con Hilde Sánchez Morales del Dpto. Sociología III como Directora de Tesis.
Enhorabuena, me ha encantado leer este artículo, con el que me identifico totalmente, yo también considero de vital importancia atender al aspecto emocional, además esta es mi línea de investigación.
El análisis sociológico de la interacción e impacto de las emociones en los problemas sociales, en concreto en los relacionados con los contextos de vulnerabilidad y exclusión social. Y cómo, desde el desarrollo de la inteligencia emocional podemos prevenirlos. Y lo hago desde la perspectiva de la sociología de las emociones un campo de estudio que me entusiasma.
Dejo este enlace a mi blog (un tanto desatendido) en el que puedes consultar y descargar mi TFM «Emoción y exclusión social, una relación al descubierto». https://javierbarez.wordpress.com
Muchas gracias por el artículo y felicitaciones por la divulgación.
Javier