Un “excepcional” ejemplar de dinosaurio estegosaurio hallado en el municipio de El Castellar (Teruel) y descrito en un artículo publicado en la revista científica Zoological Journal of the Linnean Society ha servido a sus autores, paleontólogos de la UNED y de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis, para revisar la clasificación actual y la diversidad de estos dinosaurios herbívoros, cuadrúpedos y con dos hileras de púas desde el cuello hasta la cola que habitaron Europa durante el Jurásico Superior, hace aproximadamente 155-455 millones de años. “Hasta la publicación de estas investigaciones”, explica Fernando Escaso, miembro del Grupo de Biología Evolutiva de la UNED (GBE-UNED) y coautor de la investigación, “existía un consenso científico en considerar que la diversidad de estegosaurios presentes en el registro del Jurásico Superior de Europa, y particularmente en el entorno ibérico, estaba conformada por tres especies: Dacentrurus armatus, Miragaia longicollum y Stegosaurus stenops”. Sin embargo, y gracias al estudio de este espécimen, uno de los más completos de Europa, y la exhaustiva revisión de los restos fósiles disponibles, se ha concluido que todos los ejemplares clasificados como Miragaia longicollum, una especie definida en Portugal en 2009, “pertenecen en realidad a la especie Dacentrurus armatus”. Se invalida así la denominación de esta especie y se cierra un debate histórico del que ya había alguna evidencia científica, añade Escaso: “estudios anteriores no obviaban que esta diversidad pudiese ser menor”.
“El eje principal de la investigación se centra en esclarecer o, digámoslo coloquialmente, ordenar la diversidad de estegosaurios que habitaron los ecosistemas con dinosaurios de finales del Jurásico. Para ello se ha realizado una revisión exhaustiva del material fósil de estegosaurios del registro europeo”, relata Fernando Escaso. “En este contexto, Dacentrurus armatus, además de ser la primera especie de dinosaurio estegosaurio descrita (en 1875), es el estegosaurio con mejor y mayor registro que se conoce en Europa, tal y como señala uno de los resultados de esta investigación”.
“No obstante”, aclara el investigador, “el registro fósil de estegosaurios conocido en niveles pertenecientes al Jurásico Superior de Europa se distribuye en dos conjuntos de asociaciones fósiles claramente diferenciables. Existe, por un lado, un conjunto reducido de restos fósiles que presentan una combinación de caracteres compatible con la de Stegosaurus stenops, una especie también descubierta en niveles sedimentarios sincrónicos de Norteamérica. Y, por otro lado, un conjunto mucho más numeroso de restos esqueléticos -que ha sido objeto en este trabajo de una exhaustiva revisión, como ya he comentado-, que claramente no pertenecen a Stegosaurus, y que, al menos desde el 2009, se han ido distribuyendo en dos especies (Dacentrurus armatus y Miragaia longicollum). Sin embargo, este segundo conjunto de restos esqueléticos muestra una gran homogeneidad morfológica entre la que no hemos observado criterios morfológicos con suficiente robustez que permitan seguir manteniendo la hipótesis de la presencia de estas dos especies. Y esto es uno de los resultados principales del trabajo publicado, es decir, no existen criterios morfológicos robustos que permitan distinguir dos especies dentro de los conjuntos fósiles de estegosaurios europeos que no pueden atribuirse a Stegosaurus. En este sentido se concluye que todos estos conjuntos esqueléticos se asignan a Dacentrurus armatus”.
¿Y cómo es él?
Los estegosaurios son dinosaurios que se caracterizaban principalmente por alimentarse de plantas, desplazarse de forma cuadrúpeda y exhibir dos hileras de placas y/o púas desde el inicio del cuello hasta el final de la cola. La nueva clasificación establecida al albur de las últimas investigaciones permitirá, según Escaso, “tener una idea más ajustada de cómo sería la anatomía de este icónico dinosaurio”.
“El poder asignar todos estos conjuntos esqueléticos a la especie Dacentrurus armatus”, continúa el profesor, “nos permite determinar qué es Dacentrurus armatus pasados casi 150 años desde su primera descripción en 1875. Además, el que todos estos conjuntos esqueléticos hayan podido ser asignados a esta especie nos va a permitir también entender cada vez mejor determinados aspectos de la paleobiología de esta especie e incluso nos permitirá comprender cómo determinados caracteres morfológicos pueden verse afectados por el desarrollo, es decir por la ontogenia”.
En esta línea, Escaso subraya la importancia de no precipitarse a la hora de establecer la existencia de nuevas especies: “uno de los aspectos que quiero destacar de este estudio, y que también ya han hecho otros autores, es la importancia de evitar establecer especies que se basen en especímenes en los que no existan elementos fósiles que puedan compararse directamente con los materiales que pertenecen al hipodigma o a la serie tipo de especies conocidas, y más aún si todos estos proceden de los mismos niveles estratigráficos o de niveles sincrónicos”.
Unidad de Cultura Científica-UNED