A pesar de que su situación económica suele ser menos favorable y que, en algunos casos, los problemas de acceso al sistema público de salud sean mayores, las personas inmigrantes tienen, por lo general, mejor salud que los nativos. El fenómeno, que se ha documentado en muchos países receptores de inmigración, se conoce como la «paradoja del inmigrante saludable”. Aunque este fenómeno está bien documentado en la población adulta, existe menos evidencia respecto a la salud infantil. Una investigación llevada a cabo en la UNED ha demostrado cómo la diferencia de peso al nacer a favor de los hijos de migrantes en España no implica de manera consistente una mejor salud.
El peso con el que nacen los bebés es un dato de gran interés para la comunidad científica. Un peso inferior a 2,5 kg se asocia con riesgos para la salud en la infancia y la edad adulta. En el otro extremo, un peso al nacer patológicamente alto se relaciona también con complicaciones para la salud. Aunque en ambos casos los determinantes son en parte genéticos y relacionados con los hábitos de la madre, los factores socioeconómicos juegan también un papel relevante.
Analizando el peso al nacer de los hijos de madres inmigrantes y nativas en España, el estudio publicado en Demographic Research buscaba comprobar si existen desigualdades sociales en la fase perinatal entre ambos grupos en España. El perfil de la inmigración en España, el incremento de bebés prematuros o el elevado índice de sobrepeso y obesidad, convierten a este país en un caso de estudio idóneo para llevar a cabo el análisis. Los científicos utilizaron datos del Boletín Estadístico del Parto (Instituto Nacional de Estadística) que sistematiza información sobre los más de 400.000 nacimientos acontecidos en 2013, de los cuales aproximadamente un 20% eran de madres nacidas fuera de España.
Los resultados señalan que, en todos los tramos de la distribución, los hijos de madres inmigrantes nacen con mayor peso que los bebés de madres nacidas en España. El uso de técnicas más refinadas que las que la literatura especializada tradicional suele emplear ha proporcionado matices relevantes. Entre estos, el distinto efecto que tiene el origen migrante en función del rango de peso observado es quizás el más revelador. Por debajo del umbral de los 2,5 kg, la diferencia de peso en favor de los bebés de madres inmigrantes supone una clara ventaja. Esta diferencia de peso, no obstante, termina por suponer una clara desventaja cuando se superan los 4 kg: «los bebés grandes sufren una serie de riesgos asociados a su peso al nacer, por tanto la ventaja que supuestamente tienen los nacidos de madres inmigrantes debido a su mayor peso se torna en una clara desventaja cuando los bebés son de mayor tamaño» concluyen los autores.
El estudio se ha realizado en el marco de un proyecto dirigido por Leire Salazar que investiga las desigualdades sociales en la fase perinatal. El proyecto, financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad, pretende poner en marcha el Panel Español de Nacimientos que ofrecerá información relevante para las ciencias sociales y otras disciplinas interesadas en la primera infancia y su impacto en el ciclo vital.