La falta de tiempo es una realidad para la mayoría de familias españolas: los horarios escolares no se adaptan a la mayoría de horarios laborales, o viceversa. Además, incluso si este primer obstáculo está superado, muchos padres y madres disponen realmente de poco tiempo para estar con sus hijos: aproximadamente un 52% de las madres de niños menores de 6 años, y un 83% de los padres, trabaja un mínimo de 40 horas a la semana. Ahora, los resultados de un estudio publicado en Community, Work & Family señalan que las madres perciben una mayor facilidad para reducir la jornada y, entre los padres, aquellos que trabajan en ocupaciones intermedias de cuello blanco (como los administrativos) o en empresas de más de 50 empleados, parecen tenerlo más fácil.
“Las diferencias entre hombres y mujeres se deben, en gran medida, a la segregación horizontal y vertical: controlando por ocupaciones y sectores, aquellas pierden relevancia” explica Irina Fernández, autora de la publicación: “El estudio no confirmó, sin embargo, que los padres que trabajan en el sector público o aquellos que no hacen horas extras percibieran una mayor facilidad para reducir jornada”. La investigación, integrada en el marco del proyecto IMPLICA, ha analizado la percepción subjetiva que tienen los padres, en distintos contextos laborales, sobre su dificultad para acogerse al derecho de reducir la jornada. Para ello se examinaron los contextos laborales que pueden favorecer esta práctica utilizado los datos de una encuesta representativa de trabajadores españoles.
Muy pocos progenitores masculinos deciden acogerse a la reducción de jornada estatutaria: tan solo un 4%, frente a una de cada cuatro madres de al menos un niño o niña menor de 8 años. El éxito de otras medidas de conciliación es mucho mayor: un 80% de los padres españoles hace uso de la baja por paternidad. Entonces, ¿por qué los padres apenas reducen su jornada?
“Aunque una respuesta evidente sería que los padres no quieren asumir la reducción de salario que lleva aparejada la medida, esta no parece ser la razón (explícita, al menos) para muchos ellos, ya que solo un 12% de los hombres con este derecho alegan que no hacen uso de él por motivos económicos” comenta Fernández, quien indica que los motivos pueden ser más complejos: “tomarse un tiempo corto sin trabajar puede suponer una menor desviación de la norma (del trabajador ideal) que trabajar menos horas diarias durante una temporada larga”. Un factor clave puede ser que la penalización que esta desviación lleve aparejada sea mucho más acusada para padres que para madres. Estudios cualitativos realizados en España confirman que el derecho a reducir la jornada no es algo tan evidente: como algunos padres reconocen, la realidad acabaría empujándoles a trabajar su jornada habitual, pero con un menor salario.
Futuras investigaciones podrán confirmar si las (desiguales) jornadas de trabajo de padres y madres responden realmente a sus deseos y necesidades, así como si estos requieren una actualización de las políticas que regulan la jornada diaria de trabajo.