¿Amamantar a los hijos mejora su capacidad cognitiva?

La lactancia materna de por sí no implica beneficios cognitivos a medio plazo, según los resultados de un nuevo estudio de la UNED. Las ventajas que normalmente se asocian a la leche materna podrían deberse en realidad a factores físicos, psicológicos o socioeconómicos que son característicos de las mujeres que optan por dar el pecho a sus hijos. Investigaciones de este tipo sugieren que los beneficios de la lactancia materna pueden estar sobreestimados y comienzan a cuestionar estudios previos por presentar errores de sesgo.

A raíz de la evidencia científica generada al respecto, durante las últimas décadas las autoridades sanitarias insisten sobre los beneficios de la lactancia materna, entre ellos el refuerzo al sistema inmunológico, el menor riesgo de padecer diabetes y obesidad, así como determinadas ventajas cognitivas en los hijos. En países en vías de desarrollo, la leche materna parece ser clave para reducir la mortalidad infantil dada su capacidad para proteger al recién nacido de enfermedades infecciosas. Sin embargo, cada vez más trabajos ponen en duda muchos de los beneficios señalando que esta evidencia podría no ser tan contundente.

Esto se debe a que la gran mayoría de los estudios previos fueron diseñados sin tener en cuenta el sesgo de selección de datos. Tanto por motivos prácticos como éticos, en este tipo de pruebas no es posible asignar aleatoriamente a los lactantes a los distintos grupos de estudio, y esto impide neutralizar el efecto que determinadas características físicas, psicológicas o socioeconómicas de las madres pueden tener en la adopción de la lactancia. De este modo, podrían ser estos factores y no la leche en sí, los que estuvieran detrás de los beneficios detectados. Por ejemplo, los beneficios cognitivos observados en niños que han sido amamantados pueden ser el resultado de que fueran criados en hogares con mayores recursos y que proporcionan ventajas educativas a sus hijos.

Ahora, una investigación de la UNED ha estudiado la correlación entre la lactancia materna y los resultados educativos en un contexto menos afectado por sesgos de selección. Los autores recurrieron al Panel de Estudios de la Familia China para analizar los datos de más de 3200 niños. Con el objetivo de evitar el problema de sesgo, el análisis debía realizarse en un contexto cultural donde el acceso a la lactancia materna no estuviera fuertemente normativizado. En China, a diferencia de lo que suele ocurrir en occidente, ventaja social y lactancia materna no están asociados de forma unívoca. Al analizar el efecto de la lactancia sobre el rendimiento escolar en ese país los resultados muestran que no hay asociación entre ambos. Tanto en matemáticas como en lengua china, las dos materias que fueron analizadas en el estudio, no se observaron diferencias significativas a medio plazo entre los niños que fueron amamantados y los que tomaron leche de fórmula.

imagen | Duncan C

Resultados como estos deberían llevar a los profesionales de la medicina a matizar sus recomendaciones sobre alimentación infantil, tratando de eliminar el estigma que actualmente se asocia a la lactancia artificial, y a los policy makers a replantear la naturaleza de los permisos de maternidad y paternidad pues, si es cierto que es la implicación en la crianza y no la leche materna lo que resulta beneficioso para los niños, padres y madres podrían disfrutar de los permisos en similares condiciones” apuntan los autores del estudio. Cuando la lactancia materna no es una opción, ya sea por razones fisiológicas o prácticas, la presión social en ocasiones puede tener consecuencias para las madres en forma de culpa o ansiedad, lo que a su vez es perjudicial para el bienestar de sus hijos: “Estas madres (y padres) deben saber que la evidencia más reciente y metodológicamente más rigurosa sugiere que son ellas y su implicación en la crianza, más que su leche, las que tienen un impacto positivo y duradero en el bienestar de sus hijos”.