Los cambios en el modo de vida de los neandertales que habitaron la cueva de Jarama VI en Guadalajara no se deben a imposiciones ambientales sino a motivos culturales, según un artículo recién publicado en Archaeological and Anthropological Sciences. La investigación sugiere que las estrategias de subsistencia de los neandertales que habitaron el centro de la Península Ibérica se fueron desarrollando de manera independiente a las condiciones climáticas, eligiendo las presas en función de sus preferencias y la disponibilidad de las mismas.
El abrigo de Jarama VI estuvo habitado en distintos momentos a finales del Paleolítico Medio, hace aproximadamente 55.000 años. Este lugar, que lleva siendo objeto de estudio desde 1989, aporta información valiosa al ser el único yacimiento en Castilla-La Mancha que ha conservado restos de neandertales, en concreto un metatarsiano de Homo neanderthalensis con evidentes marcas de haber sido mordisqueado por un carnívoro.
“Durante su ocupación neandertal, Jarama VI sufrió varios episodios de inundación provocados por el ascenso de las aguas del río Jarama que corre unos 20 m por debajo de su entrada, lo que obligó a sus ocupantes a abandonarlo durante ciertos periodos de tiempo” señala Jesús F. Jordá director de la excavación y miembro del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la UNED: “Actualmente un nuevo proyecto intenta conocer la magnitud y duración de esas paleoinundaciones, para intentar comprender la dialéctica que se estableció en el abrigo entre el medio natural y sus ocupantes”.
La investigación se ha llevado a cabo a partir de los restos óseos encontrados en los tres niveles arqueológicos que componen el yacimiento. Las primeras ocupaciones fueron de larga duración y se corresponden con épocas frías en las que el abrigo ofrecía protección para limpiar pieles o consumir carne, principalmente de ciervo. El estrato intermedio corresponde a una fase templada donde la cueva fue anegada por el río Jarama en varios momentos y sirvió como refugio en momentos de estiaje, principalmente para el descuartizamiento de ejemplares inmaduros de caballo, cabras y rebecos, para la fabricación de cordajes y otros procesamientos vegetales, y también para el consumo de frutos estacionales. Por otro lado, restos hallados en el nivel superior de Jarama VI indican que los neandertales acudían a la cueva para cazar caballos a finales de la primavera.
El análisis de los restos aporta información valiosa sobre los métodos de subsistencia empleados por los neandertales, incluyendo un buen rango de actividades relacionadas con la recolección y la caza de distintas especies. En el estudio se han identificado diferentes técnicas para el tratamiento de los ungulados así como tiempos de permanencia irregulares en el abrigo. Los neandertales que poblaron el centro de la Península aplicaron diferentes estrategias para la explotación del mismo territorio y supieron diversificar sus tareas en función del momento. Al no observar ningún patrón climático asociado a dichas tareas, los autores concluyen que los diferentes modos de vida asumidos por estos grupos no estaban sometidos a ningún tipo de imposición ambiental.
El estudio, liderado por la U. del País Vasco, se ha desarrollado en el marco del proyecto Investigaciones Prehistóricas en el Alto Valle del Jarama (Valdesotos, Guadalajara) -Gobierno de Castilla La Mancha- dirigido por el investigador Jesús F. Jordá. En la investigación también ha participado la Universidad de Burgos, la Universidad Isabel I, la Universidad de Granada y la UNED.