El transporte continúa siendo uno de los mayores focos de contaminación. Comparado con otros sectores en el punto de mira, las emisiones de gases de efecto invernadero que provoca esta actividad apenas han disminuido en los últimos diez años. Para revertir la situación, la principal estrategia es la prevención, es decir, evitar el impacto ambiental y si no es posible, al menos intentar corregirlo. Pero como puede deducirse, la batalla contra el cambio climático será larga, por lo que las medidas compensatorias son una opción a tener en cuenta para afrontar el problema en un plazo más inmediato. Un estudio recién publicado en Science of the Total Environment ha demostrado que es factible implementar esta estrategia complementaria a nivel local si las medidas compensatorias que se adoptan son las adecuadas.
Para averiguarlo los investigadores pronosticaron la cantidad de CO2 que emitiría la red de tráfico en la provincia de Segovia desde el 2015 hasta el año 2050, más de siete mil kilotoneladas en total. Teniendo en cuenta la captura de carbono pero también criterios como el impacto social o la biodiversidad, el equipo analizó la eficacia de distintas iniciativas que podrían llevarse a cabo en la región para compensar el impacto previsto: repoblación forestal, recuperación de setos, producción agroforestal y agricultura de conservación. «A medio plazo, estas medidas podrían compensar el CO2 emitido por el tráfico en la provincia de Segovia sin provocar cambios en las actividades económicas vinculadas a la tierra, lo que aporta importantes ventajas ecológicas» señala Álvaro Enríquez de Salamanca, principal autor de la investigación. A pesar de tener un mayor coste económico, la recuperación de setos sería la iniciativa más efectiva según el análisis. Por otro lado, sólo con la repoblación forestal en pastizales de uso marginal podría compensarse un 87% del total de las emisiones, pues el impacto económico de esta medida es mínimo. La producción agroforestal sería una medida más eficaz en las zonas de pastoreo que en las de cultivo, dado el lento crecimiento de la encina. Por último, la eficacia también es limitada cuando se emplea la agricultura de conservación para capturar el carbono en el suelo por el alto coste que conlleva.
«La viabilidad de estas actividades depende de factores como la disponibilidad de tierras, del tráfico o del clima, que determina el crecimiento de la vegetación. Las medidas propuestas están específicamente diseñadas para el área estudiada y, aunque podrían extrapolarse a gran parte de la región mediterránea, para calcular la efectividad en cada caso sería necesario determinar qué especies pueden emplearse, su ritmo de crecimiento y los costes que tendría» explica Enríquez de Salamanca. Al contemplar el aumento de la biodiversidad y el desarrollo rural los costes son mayores que considerando tan sólo la retención de carbono. Sin embargo, los autores sugieren que el único modo para obtener beneficios medioambientales a la vez que sociales pasa por una estrategia capaz de integrar todos estos objetivos.
“La principal fuente de financiación de estas medidas debería ser un impuesto sobre el combustible, ya que es su consumo lo que genera contaminación. El principal reto es por tanto la financiación, que depende en gran medida de la voluntad política y la conciencia de los ciudadanos» concluye el investigador.
Adoptar medidas para compensar los efectos del cambio climático es factible
La repoblación forestal o la recuperación de setos son algunas de las medidas que resultan efectivas para mitigar el impacto de las emisiones de CO2 provocado por el sector de los transportes, según un estudio de la UNED. El principal reto para llevarlas a cabo es la financiación, que depende en gran medida de la voluntad política.