Vista del faro Muckle Flugga desde la Reserva Natural de Hermaness | Gaëlle Bello

Si os preguntamos qué islas de Escocia conocéis, probablemente a muchos os venga a la mente la isla de Skye. O Lewis & Harris. Quizás las Orkney (las Orcadas). Pero por muy espectaculares que sean, hoy queremos hablar de una pequeña isla no tan famosa: la isla de UNST.

Situada en el archipiélago de las SHETLAND, Unst es la isla británica habitada situada más al norte. Tan al norte, que está más cerca de Noruega que del resto de Escocia (¡para llegar a ella es necesario pasar doce horas en ferry, para luego atravesar otras dos islas con sus consiguientes ferries antes de llegar a Unst!). En Unst podemos ver la casa habitada más al norte de UK, el buzón más al norte de UK, el faro más al norte de UK (construído por el padre de Robert Louis Stevenson)… ¡están orgullosos de su localización geográfica! Debido a su ubicación y su historia, estas islas y sus habitantes estuvieron bajo influencia escandinava y vikinga, influencia que aún es visible en los nombres de los lugares, en el dialecto local, o en los yacimientos arqueológicos. De hecho, sus habitantes (alrededor de 800 en Unst) no se consideran escoceses, sino shetlanders. No busquéis el tópico pelirrojo musculoso tocando la gaita en kilt y hablando gaélico, ni los paisajes montañosos típicos de los Highlands, aquí es más probable que os encontréis drakkars y ponis de las Shetland (una especie autóctona adaptada a los áridos inviernos locales) en medio de paisajes similares a los de Groenlandia, con praderas y acantilados.

Vistas desde la Reserva Natural de Hermaness, Unst | Gaëlle Bello

Pero por muy interesante que sea la historia vikinga de Unst, hoy nos vamos a centrar en una característica geológica que hace que esta isla sea única. Unst tiene una peculiaridad: está dividida en dos partes geológicamente diferentes. Mientras que la mitad situada al oeste está compuesta básicamente por gneis y esquistos metamórficos, comunes en las Shetland y propias de la corteza continental, la mitad situada al este contiene rocas ígneas máficas y ultramáficas (básicas) como la serpentina y gabro, típicas de la corteza oceánica.

¿Cómo explicar la presencia de rocas típicas del fondo marino en la superficie de una isla?

Al igual que la mayoría de las islas que forman el archipiélago de las Shetland, la creación de Unst tuvo lugar durante la Orogenia Caledoniana (Caledonia es el nombre en latín de Escocia), entre el Ordovícico y el Devónico temprano (490-390 m.a.), durante la cual se formaron las montañas de Escocia, Inglaterra, Norte de Irlanda, Gales y oeste de Noruega. Esta orogenia fue provocada por la colisión de varios continentes existentes en la época, colisión que culminó con el cierre del océano primitivo IAPETUS (también conocido como Jápeto, considerado el precursor del Atlántico). Así, el oeste de Unst (con rocas metamórficas) una vez formó parte de un continente que se puede considerar una versión temprana de América del Norte, mientras que el este de la isla (con rocas magmáticas) formaba parte del fondo del antiguo océano Iapetus.

Para entender mejor cómo esto es posible, es esencial comprender primero cómo los continentes se mueven, y para ello necesitamos conocer la estructura interna de la Tierra. Nuestro planeta está formado por capas esféricas que pueden distinguirse en función de su composición química, la cual les va a proporcionar diferentes propiedades físicas, como diferentes densidades o estados. La CORTEZA, la capa más superficial, es una placa rígida y dinámica (como veremos más adelante); el MANTO terrestre, viscoso, está formado por roca semi-fundida; y el NÚCLEO, una bola de hierro caliente, se divide en un núcleo externo fundido y un núcleo interno sólido. Si tenemos en cuenta las propiedades geológicas de la Tierra, la división es un poco diferente: la litosfera (incluyendo la corteza y la parte más superficial del manto), la astenosfera y la mesosfera (la mayor parte del manto), y el núcleo (núcleo externo y núcleo interno).

La LITOSFERA, es decir, la capa más externa que contiene la corteza terrestre, está fragmentada en bloques conocidos como PLACAS TECTÓNICAS. Estos fragmentos de litosfera se desplazan unos respecto a otros deslizándose sobre la ASTENOSFERA (la capa plástica del manto directamente en contacto con la litosfera) en gran parte gracias a las corrientes de convección del manto, generadas por diferencias de temperatura y densidad entre los diferentes elementos presentes en este. Estas placas litosféricas o tectónicas pueden estar formadas por dos tipos de corteza: la CORTEZA CONTINENTAL, más gruesa, y la CORTEZA OCEÁNICA, más fina pero más densa. Esta corteza oceánica, al estar generalmente cubierta por agua (formando los océanos), ha sido poco investigada debido a su difícil acceso… ¡de hecho sabemos más sobre la superficie de la Luna que sobre el fondo de los océanos!

La corteza oceánica se está reciclando constantemente. La nueva corteza oceánica se crea en las DORSALES MEDIOOCEÁNICAS. En ellas tiene lugar, a través del RIFT MEDIOOCEÁNICO (el surco central de la dorsal), una continua emisión de magma (lava) procedente del manto terrestre, el cual, al enfriarse y solidificar a ambos lados del rift, da lugar a la nueva corteza. Esta formación provoca la continua expansión del fondo oceánico, con la consiguiente separación de los continentes (corteza terrestre) situados a ambos lado del océano. Esto es lo que ocurre, por ejemplo, con el océano Atlántico, cuya expansión está alejando Europa y África de América. Por otro lado, ya que la superficie terrestre no es infinita, esta expansión de la corteza oceánica debe ser contrarrestada de algún modo. Para que el Atlántico aumente de tamaño, por ejemplo, el Pacífico se ve obligado a reducir su superficie. Precisamente, en los BORDES DE SUBDUCCIÓN tiene lugar la destrucción de corteza oceánica. Estos bordes se encuentran en el punto en el que se unen la corteza terrestre y la oceánica. Como ya hemos comentado, la corteza terrestre es más ligera que la oceánica. En el punto en el que ambas cortezas se juntan, tenemos dos posibles escenarios. A menudo la corteza oceánica, más densa, se desliza por debajo de la terrestre, hundiéndose en el manto, donde se funde y entra de nuevo en el ciclo magmático. Este proceso, conocido como SUBDUCCIÓN, genera una fuerza que ayuda a alejar las placas de la corteza de la dorsal mediooceánica. El otro escenario posible es la formación de un MARGEN PASIVO en el cual la corteza oceánica queda unida a la continental, sin que tenga lugar su subducción por debajo de la corteza continental.

Pero… ¿qué es exactamente el MAGMA? El magma, o lava, es la masa de rocas fundidas situada en el manto terrestre. Consiste en una mezcla de elementos químicos fundidos los cuales, al enfriarse, se combinan y cristalizan dando lugar a los minerales. Podemos obtener diferentes minerales dependiendo de la mezcla de elementos presente en el magma, y también de la temperatura y de la presión ejercida sobre este. Así, los minerales de altas temperaturas son los primeros en cristalizar cuando el magma entra en la cámara magmática (el espacio en el cual se acumula antes de salir a la superficie terrestre) desde el manto. A medida que van cristalizando, la composición del magma va cambiando, formándose los minerales de bajas temperaturas en la parte superior de la cámara. La diferente combinación de minerales va a dar lugar a una gran diversidad de rocas en los diferentes niveles de la cámara magmática (rocas ígneas denominadas rocas PLUTÓNICAS). Es decir, en el caso que nos interesa, la corteza oceánica está compuesta por varias capas de rocas diferentes (formadas por diferentes minerales) representativas de las diferentes condiciones físicas y químicas en las cuales cristalizaron.

Representación esquemática de los diferentes estratos de la corteza oceánica | Steven Earle

Así, la SECUENCIA ESTRATIGRÁFICA (la sucesión de estratos rocosos) de la corteza oceánica estará íntimamente relacionada con el proceso de formación de la nueva corteza en las dorsales oceánicas. La capa más superficial consiste en sedimentos depositados sobre la corteza, seguidos de almohadas de lava basáltica (formadas cuando la lava entra en contacto con el agua de mar). También se suelen encontrar diques seriados (formados por la filtración y posterior solidificación de magma a través de fisuras verticales) y diferentes tipos de rocas máficas (básicas) volcánicas. Bajo esta capa se suelen encontrar rocas ultramáficas (ultrabásicas) como los gabros, formados en la parte superior de la cámara magmática, así como diversos tipos de rocas máficas y ultramáficas. Finalmente nos encontramos con peridotitas de diferentes tipos, las rocas típicas que se forman en la parte superior del manto terrestre.

 

¿Qué tiene que ver todo esto con la formación de Unst?

Como recordaréis, el este de Unst formó parte del fondo de un antiguo océano. Este océano se llamaba Iapetus y se empezó a formar hace 600 m.a. Debajo de un gran supercontinente de la época, grandes corrientes del manto terrestre fracturaron este continente en dos, provocando la formación de un rift y la consiguiente salida del magma por la fractura. A medida que el magma salía, se enfriaba y expandía, se fue formando el fondo del nuevo océano. Los dos nuevos continentes (versiones tempranas de América del Norte y Europa, para simplificar) se fueron separando a medida que la corteza oceánica se iba formando, de modo que a este océano Iapetus se le considera el precursor del océano Atlántico.

Esquema de la estructura del océano primitivo Iapetus, con un margen pasivo en contacto con el continente situado al oeste, y un margen de subducción al este | Unst Heritage Centre

Como hemos comentado, una vez que los océanos paran de expandirse, comienzan a cerrarse (¡no pueden expandirse infinitamente!). Hace unos 420 m.a. tuvo lugar el cierre del primitivo océano Iapetus, de modo que los continentes situados a ambos lados colisionaron, formando el antiguo continente Euroamérica. De hecho, la unión entre estos dos continentes se corresponde con la actual frontera entre Inglaterra y Escocia. Euroamérica fue aumentando su tamaño a medida que otras colisiones tuvieron lugar, creándose el supercontinente Pangea, pero esto ya es otra historia.

Fase previa a la formación del ofiolito de Unst, en la cual se produjo la ruptura de parte de la corteza oceánica asociada con el borde pasivo | Unst Heritage Centre

Durante el cierre del océano Iapetus tuvo lugar un proceso de subducción de la corteza oceánica en contacto con el continente precursor de Europa, mientras que en el otro lado del océano Iapetus, en contacto con el continente precursor de América del Norte, se generó un margen pasivo en el cual la corteza oceánica quedó unida a la continental. La Europa primitiva se fue acercando más y más a la América del Norte primitiva, hasta que la corteza oceánica del borde pasivo cedió a la presión, se fracturó, y fue forzada a solaparse sobre el continente americano, mediante un proceso llamado OBDUCCIÓN. Esta superposición de la corteza oceánica sobre la terrestre es lo que se conoce como OFIOLITO o COMPLEJO OFIOLÍTICO, precisamente lo que nos encontramos en Unst. Actualmente se conocen unos 150 complejos ofiolíticos en el mundo.

Obducción de la corteza oceánica sobre la corteza continental durante el cierre del océano primitivo Iapetus | Unst Heritage Centre

En los ofiolitos, nos encontraremos, por tanto, una correspondencia con la secuencia rocosa típica de la corteza oceánica que vimos previamente. De hecho, los ofiolitos son esenciales a la hora de comprender la corteza oceánica, ya que hasta el momento no se ha podido estudiar directamente más de 1-2 km de grosor de la corteza oceánica (de un total de 6-7 km), por lo que las secuencias ofiolíticas suponen una fuente indispensable de información.

Un paseo por la bahía de Norwick

Extremo norte de la bahía de Norwick | Gaëlle Bello

El lugar más espectacular para comprender y disfrutar de esta curiosa configuración geológica es la bahía de Norwick. Situada al este de Unst, en ella podemos pasear por el lugar exacto en el que tuvo lugar la superposición entre la corteza terrestre y la oceánica y observar el complejo ofiolítico. Es decir, ¡podemos ver y tocar rocas que se originaron en el fondo del océano, simplemente paseando por la playa!

Extremo sur de la bahía de Norwick | Gaëlle Bello

Mientras que el extremo norte de la bahía se corresponde con la corteza terrestre, el extremo sur se corresponde con la corteza oceánica. En el medio, el punto de contacto entre ambas. Es decir, si nos paseamos por sus playas de norte a sur, nos encontramos con una secuencia rocosa que va desde rocas metamórficas típicas de la corteza terrestre, pasando por rocas propias de un complejo ofiolítico, para terminar con rocas características de la corteza oceánica, incluyendo la parte superior del manto. ¡Nada mal para una simple bahía en una pequeña isla del norte de Escocia!

Rocas continentales (izquierda) y oceánicas (pequeña colina a la derecha) en la bahía de Norwick, Unst. El punto de contacto entre ambas cortezas se encuentra cubierto de arena, en el centro de la imagen | Gaelle Bello

 

Para más detalle, el extremo sur de la bahía está compuesto principalmente de harzburgita, de color anaranjado, no afectada por la colisión y superposición de ambas cortezas. La harzburgita es una peridotita, una roca ígnea plutónica típica de la parte superior del manto terrestre, típicamente observable en los complejos ofiolíticos en los que tuvo lugar la obducción de la corteza oceánica.

La arena separa las rocas continentales, a su izquierda, de las oceánicas y ofiolíticas, a su derecha | Gaelle Bello

A medida que nos desplazamos hacia la parte norte de la bahía, nos encontramos con harzburgita alterada debido al choque entre ambas cortezas. Este choque provocó fracturas en la roca, por las cuales se filtró agua a elevada temperatura. La hidratación y el calor provocaron la transformación de la harzburgita en serpentinita (proceso metamórfico conocido como serpentinización), una roca metamórfica de color verde oscuro, con venas de talco esteatita. Es importante destacar que estas rocas son típicas de los complejos ofiolíticos, en los cuales las altas presiones metamorfizaron las rocas iniciales transformándolas en otras, pero no de la corteza oceánica que no ha sufrido un proceso de obducción. En la región norte de la bahía, rocas metamórficas nos indican que nos encontramos sobre la corteza terrestre de nuevo.

Así que ya sabéis, si queréis ver en persona los diferentes estratos de corteza oceánica, os recomiendo un viaje a Unst, en las Shetland y, quién sabe, ¡quizás os encontréis algún vikingo por el camino!