Me gustaría hablarles en estas líneas del aprendizaje colaborativo en entornos de educación a distancia, utilizando las nuevas tecnologías de información y comunicación. Estas tecnologías ya están entre nosotros todos los días y están cambiando la forma de sociabilizarnos. Dos características son fundamentales. Por un lado, los variados medios que nos han dado para comunicarnos (smartphone, espacios virtuales, redes sociales, etc.), mientras por el otro, la gran capacidad de seguimiento de lo que hacemos. El anonimato se extingue en las redes sociales y quién no ha recibido publicidad después de haber buscado productos de esa clase en Google. ¿Puede ser útil todo esto en entornos de educación a distancia?

Es paradójico que tecnologías que hacen más viable y útil la educación a distancia, no hayan cambiando el paradigma tan profundamente como para promocionar el aprendizaje social, es decir, el aprendizaje colaborativo

En la educación a distancia un estudiante se encuentra con grandes retos mientras camina por el laberinto de la enseñanza. Los caminos por los que anda ya han sido ollados por otros antes. Un profesor se ha encargado de preparar su camino como antes lo hizo con otros. Le guiará cada poco utilizando el temario y le hará ser consciente de su avance mediante tareas y ejercicios de autoevaluación. El estudiante utilizará todo eso para orientarse, para saber a dónde tiene que ir, para saber si tiene que volver sobre sus pasos. Pero durante el paso por el laberinto se encontrará solo, salvo por la compañía distante y esporádica del profesor. La educación a distancia ha impuesto un escenario como el descrito en el párrafo anterior. La sensación de soledad ha sido siempre la acompañante no corpórea del estudiante. Si antes el profesor minimizaba esta sensación mediante el teléfono, ahora lo hace respondiendo emails, o mensajes a los foros del curso virtual. La tecnología ha ayudado en este problema.

Sin embargo, la tecnología ha evolucionado mucho más trayendo formas nuevas de sociabilización. Ahora cualquiera mantiene el contacto con amistades o con conocidos estando cada cual en puntos distintos de la ciudad, país o continente. Hay tantos cambios que centros educativos antes especializados en la educación presencial, ahora proveen a sus estudiantes con servicios tecnológicos de enseñanza a distancia. En contraposición, el aprendizaje social, que se podría dar en la enseñanza presencial, se está abandonando.

Imagen Elly Köpf | via Flickr
Imagen Elly Köpf | via Flickr

Es paradójico que tecnologías que hacen más viable y útil la educación a distancia, no hayan cambiando el paradigma tan profundamente como para promocionar el aprendizaje social, es decir, el aprendizaje colaborativo. Seguramente esto último se deba a varias causas pero como investigador en Inteligencia Artificial me atreveré a sugerir una de ellas, la cual puede ser resuelta por medios tecnológicos. El libro de Elizabeth F Barkley y colaboradores, de 2004, es una guía para mejorar la enseñanza utilizando aprendizaje colaborativo y haciendo uso de tecnologías de información y comunicación. Sin embargo, también advierte que el uso de estas tecnologías no es suficiente para que el aprendizaje colaborativo ocurra.

Los investigadores D.W. Johnson y R.T. Johnson han enumerado 5 condiciones que se deben tenerse en cuenta: 1º, percibirse claramente la interdependencia positiva; 2º, promocionar la interacción de unos con otros por distintos medios; 3º, percibirse claramente la rendición de cuentas individual y la responsabilidad personal para alcanzar los objetivos del grupo; 4º, uso frecuente de las relaciones interpersonales y habilidades, las cuales son fomentadas al trabajar en pequeños grupos; 5º, frecuentes y regulares procesamientos del funcionamiento del grupo para mejorar su eficacia en el futuro.

Volvamos a la metáfora del laberinto de la enseñanza. La soledad ahora no tiene que ser un problema. La tecnología puede servir para que el estudiante no se encuentre solo mientras deambula por el laberinto. Podrá, no sólo hablar con compañeros de sus experiencias e informarse de las de otros, sino también podrá realizar tareas con otros para alcanzar objetivos que por si solo no podría. Para alcanzar esos objetivos se tienen que poner en práctica habilidades muy útiles en la sociedad como son la negociación con otros, la argumentación para convencer a otros, la planificación en entornos dinámicos como son los formados por seres humanos, etc.

arton310-e7268Si tenemos en cuenta las condiciones de D.W. Johnson y R.T. Johnson, las primeras cuatro se pueden pre-diseñar en la experiencia colaborativa. El profesor tendría que encargarse de la última condición, analizar con frecuencia los procesos, mientras se está realizando la experiencia de aprendizaje colaborativo. ¿Ampliaría esto la carga de trabajo del profesor? Teniendo en cuenta que hay entornos de aprendizaje a distancia que pueden contener a miles de estudiantes, la respuesta es sí. La carga de trabajo sería tan brutal que el profesor no podría encargarse de frecuentes y regulares procesamientos del funcionamiento de los grupos. Los grupos de estudiantes se encontrarían solos o, peor, abandonados en el divagar del laberinto de la enseñanza a distancia. Tanta nueva tecnología, tantos medios para comunicarse, tanto esfuerzo y energía por parte de profesores y estudiantes podrían no servir para nada. Esto creo que es el gran inconveniente del aprendizaje colaborativo en entornos tecnológicos de educación a distancia.

Sin embargo, de nuevo, la tecnología nos puede ayudar en este inconveniente, utilizando la segunda característica que he comentado al comienzo, la capacidad de seguimiento. Se pueden crear soluciones tecnológicas que observen de forma regular y frecuente las acciones de los estudiantes. El propio entorno tecnológico de educación a distancia almacena y ordena las acciones de sus usuarios. El seguimiento es inmediato. Pero puede que con solamente hacer el seguimiento no sea posible deducir como está funcionando el grupo. Existen herramientas que analizan de diversas formas datos informáticos. Existe toda una disciplina, la minería de datos, que se encarga de eso y ha sido utilizada ampliamente, por ejemplo, en banca, en astrofísica y hasta en educación. Para sacar conclusiones de los datos de seguimientos mediante minería de datos el profesor y el experto en minería de datos tiene que trabajar formando un equipo para crear un procedimiento que extraiga de los datos lo relevante para el profesor.

Se pueden crear soluciones tecnológicas que observen de forma regular y frecuente las acciones de los estudiantes

Es esto lo que hemos ido haciendo un equipo de colaboradores del Departamento de Inteligencia Artificial de la escuela de Informática de la UNED. En un principio nos hemos centrado en analizar, en general, la capacidad de colaboración de los estudiantes, pero más recientemente nos estamos dirigiendo a ayudar en tareas específicas en una pequeña experiencia de aprendizaje colaborativo. Estamos intentando hacer posible entornos de aprendizaje colaborativo con un seguimiento de la calidad en la colaboración de los estudiantes para ayudar al profesor en la gestión. Entendemos que el profesor necesita ayuda tecnológica en contextos de aprendizaje colaborativo para poder, por si solo, realizar todas las tareas docentes.
Los medios para comunicarnos a distancia, trabajar a distancia, aprender a distancia, así como los medios para gestionar esos procesos son tecnologías que se pueden ya utilizar. Una universidad de educación a distancia es el lugar más apropiado para generalizar los cambios en el paradigma de la educación a distancia introduciendo el aprendizaje social. Es un reto tecnológico asumible en la actualidad que abre las puertas a una enseñanza más completa y acorde al contexto social en el que ya nos encontramos.

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