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¿Qué le parece la iniciativa de la Noche Europea de los Investigadores? ¿Cómo valora que su objetivo fundamental sea acercar la figura del investigador a los ciudadanos y fomentar las vocaciones científicas y el espíritu emprendedor entre los jóvenes?
Me parece una gran idea, porque la relación entre los ciudadanos y los investigadores sigue siendo muy lejana, porque no entendemos bien cómo funciona la investigación, cómo se generan sus orientaciones y prioridades, por ejemplo, y a la vez muy cercana, pero “invisible”, porque los resultados de estas investigaciones cambian constantemente nuestra vida cotidiana.
¿En qué consiste la actividad que organiza?
[Alimentando La Noche] Es un acercamiento a la alimentación y al sistema alimentario desde múltiples perspectivas, desde las bioquímicas, con el papel de los disruptores endocrinos presentes en algunos pesticidas, a los problemas del desperdicio sistemático de los alimentos (según algunos estudios, la mitad de todos los alimentos producidos no llega a consumirse como tal), o el papel que puede jugar la agricultura como fuente de regeneración del medio ambiente, mediante procesos como el agrocompostaje.
¿Cuál es el objetivo principal de la actividad?
Entender la complejidad de la alimentación como encrucijada en la que factores culturales, económicos, bioquímicos, nutricionales, políticos, etcétera, se encuentran y entrecruzan. Desde la comprensión de estos factores, puede desarrollarse una “ciudadanía alimentaria”.
¿A qué tipo de público se dirige?
Está pensada para cualquier ciudadano interesado en el mundo actual, incluyendo a los adolescentes.
¿Por qué decidió lanzarse y participar en la Noche?
Porque considero que parte de mi papel como profesor e investigador es comunicar los asuntos que analizo y enseño a la sociedad en general, intentando contribuir a una conversación pública mejor informada.
¿Cómo nació su vocación científica? ¿Cuándo y por qué decidió que quería ser científico?
Desde que puedo recordar he querido encontrar respuestas a preguntas sobre el mundo que me rodea. A los diez años quería ser astrónomo, a los quince ingeniero informático… Pero me parece que me he ido haciendo preguntas más difíciles, y las más difíciles son las que tienen que ver con los humanos: ¿por qué nos comportamos como lo hacemos? ¿Cómo se relacionan individuos, familias, colectivos, instituciones, medio ambiente? Por eso terminé haciéndome antropólogo y sociólogo.
¿En qué área está especializado? ¿Cuáles son sus líneas de investigación?
Hay dos grandes apartados en la relación entre el medio ambiente y la sociedad que suponen el mayor impacto social-ecológico: la alimentación y el entorno construido, los edificios y ciudades en las que vivimos. Estos aspectos han formado mis líneas de investigación desde hace años, en la dirección de la sostenibilidad.
Como sabe, la Noche se celebra simultáneamente en más de 250 ciudades europeas. ¿Cree que estas iniciativas paneuropeas pueden influir en la percepción que los ciudadanos tienen sobre los investigadores?
Sí, sobre todo en el esfuerzo de desarrollar un lenguaje común; aunque conviene recordar que la mera simultaneidad de la actividad no proporciona a los ciudadanos participantes, en una ciudad dada, la experiencia de relación con otros investigadores europeos. Quizá podría impulsarse algunas actividades “cruzadas”, con científicos que se desplacen a otras ciudades europeas en el marco de esta Noche de los Investigadores. No hay que minusvalorar, sin embargo, el hecho de que tantas iniciativas valiosas tengan el apellido “europeo”
Alimentando la Noche es una actividad de divulgación científica, abierta al público, organizada por la Unidad de Cultura Científica (Vicerrectorado de Investigación e Internacionalización de la UNED) en el marco de La Noche Europea de los Investigadores 2016.
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